En un mundo donde la sostenibilidad ya no es una opción sino una necesidad, las empresas y los consumidores demandan cada vez más claridad sobre el origen y el recorrido de los productos que adquieren. La confianza se construye con datos abiertos y verificables que demuestren prácticas responsables en toda la cadena de valor.
La transparencia consiste en el mapeo de la cadena de suministro y la publicación de información clave: componentes, proveedores, certificaciones y procesos. Significa compartir con los grupos de interés datos sobre el impacto social y ambiental, con la frecuencia y el nivel de detalle adecuados.
Por su parte, la trazabilidad es la capacidad de rastrear el recorrido de productos y materiales desde su origen hasta el consumidor final. Se basa en un historial completo de movimientos, que incluye cambios de custodio, transformaciones y estados de cada producto.
Ambos conceptos se complementan: la trazabilidad no puede ser exhaustiva sin la transparencia de la información, y la transparencia cobra sentido cuando la trazabilidad genera y gestiona datos fiables.
Las nuevas generaciones de consumidores, especialmente los millenials, exigen a las marcas evidencias sobre el origen y las condiciones de fabricación. Más del 50% de ellos buscan datos antes de comprar, especialmente en sectores como la moda, la alimentación y la cosmética.
La implementación de sistemas de transparencia y trazabilidad contribuye a la gestión de riesgos ASG, previene el greenwashing y facilita el cumplimiento de normativas cada vez más exigentes, como el Digital Product Passport de la Unión Europea.
En una auditoría europea de 2021, el 42% de las afirmaciones ambientales resultaron exageradas o engañosas, lo que subraya la necesidad de datos verificados y procesos de auditoría independientes.
La tecnología es el motor que hace posible una trazabilidad sólida. El blockchain ofrece registros inmutables y descentralizados, donde cada transacción se audita de forma fiable y no puede ser alterada.
Los smart contracts automatizan verificaciones y pagos, reduciendo errores y acelerando procesos en la cadena de valor.
Las cadenas globales y fragmentadas dificultan la recopilación de datos fiables y en tiempo real, especialmente cuando participan múltiples actores con sistemas dispares.
La digitalización requiere inversión, pero las pymes están encontrando soluciones cada vez más asequibles. El mayor desafío es instaurar sistemas robustos de seguimiento y registro digital que integren todos los eslabones.
Sin transparencia, proliferan el fraude, las falsificaciones y las prácticas poco éticas, como el trabajo infantil o el uso de materiales contaminantes.
El futuro apunta a una descarbonización basada en datos verificados, donde cada emisión de CO₂ se registre, compense y optimice en todas las fases de producción y distribución.
Las empresas que adopten estos estándares comunes accederán a nuevos mercados, obtendrán ventaja competitiva y diferenciación en el mercado y fortalecerán su reputación ante consumidores y reguladores.
La transparencia y la trazabilidad ya no son simples iniciativas de responsabilidad social: son palancas estratégicas de innovación y crecimiento sostenible. Implementar estas prácticas hoy es asegurar la viabilidad y el éxito de las organizaciones en la era sostenible.
Referencias
